Qué es el triángulo dramático de Karpman y cómo se aplica en la empresa

Según el Employer Brand Research 2022 de Randstad, disponer de un ambiente de trabajo agradable es el tercer elemento más valorado a la hora de elegir un empleo con un 62%, tan solo por detrás de la conciliación y de las condiciones salariales. 

No es de extrañar que sea un factor tan valorado, ya que la realidad es que, en muchas situaciones, podemos ver cómo en una empresa (y fuera de ella) se generan roles que crean un mal clima laboral. En el triángulo dramático de Karpman se analizan estos roles y sus características para entender por qué se generan y se perpetúan los conflictos, así como por qué las personas se comportan de una determinada forma. 

A continuación, te explicamos en qué consiste el triángulo dramático de Karpman y cómo se pueden transformar los papeles para evitar conflictos y crear ambientes más sanos. 

¿Qué es el triángulo dramático de Karpman?

En cualquier ámbito, las relaciones humanas pueden funcionar bien o ser un auténtico fracaso. Entender por qué sucede esto es complicado y parece todo un enigma. Sin embargo, podemos encontrar una respuesta en el triángulo dramático de Karpman y en los roles que, según este modelo psicológico, desarrollan las personas. 

El triángulo dramático de Karpman, creado por el psicólogo Stephen Karpman, es un modelo que se aplica en la psicoterapia, el cual identifica tres roles que se producen en las relaciones interpersonales en cualquier ámbito: la víctima, el salvador y el perseguidor. 

Para la representación de estos tres roles, se utiliza un triángulo, en el que se sitúa en cada vértice a cada uno de estos roles; de ahí su nombre. Además, lo calificó como “dramático”, ya que los roles se pueden enquistar, transmitirse de unas personas a otras o derivar en una patología. 

No obstante, cabe destacar que, el hecho de que una persona encaje en el rol de víctima en su empresa, por ejemplo, no quiere decir que en otros ámbitos también desempeñe este rol: con su pareja puede ser un perseguidor y con sus amigos un salvador. 

Roles del triángulo dramático de Karpman

Según este modelo, los roles del triángulo dramático de Karpman son papeles que utilizamos como estrategias para sobrevivir o para obtener la aceptación de los demás en cualquier ámbito de nuestra vida y, en muchas ocasiones, sin ser conscientes de ello. 

Los tres roles del triángulo dramático de Karpman son los siguientes: 

El salvador

El salvador es una persona que siempre busca resolver los problemas de los demás y dar consejos sin que se lo pidan. Es decir, no enseña a solucionar un problema, sino que lo hace de manera directa y, aparentemente, de forma altruista. Así, genera una dependencia para obtener aceptación. 

Sin embargo, cuando ayudar le produce estrés o agobio, se queja de que no recibe suficiente apoyo por parte de los demás y muestra toda su rabia con reproches hacia el resto. El salvador diría frases como: 

• No te preocupes, yo hago el informe por ti. 
• Te aconsejo que hagas esto de esta forma. 

La víctima

La víctima es una persona que, por lo general, acepta tareas que sabe que no puede hacer. En lugar de enfrentarse a la realidad y aceptar que no sabe hacerlas, busca a un salvador para que las haga. Se queja de manera constante y pide siempre atención a través de la ayuda. De esta forma, desarrolla una baja autoestima y se siente inferior. 

Algunas de las frases que suele decir una víctima son las siguientes:

• Esto no lo puedo hacer, ¿lo puedes hacer por mí?
• Los demás lo hacen mejor que yo. 

El perseguidor

Al perseguidor le gusta dominar y tener siempre razón. Juzga a los demás y es una persona muy rígida. De este modo, le suele costar empatizar con el resto, por lo que puede herir con sus comentarios e, incluso, ser agresivo en determinadas circunstancias. Además, coloca a las personas que lo rodean en la postura de las víctimas. 

Algunas de las frases que diría un perseguidor son las siguientes: 

• Yo soy el que tiene razón y el que sabe, así que tenéis que hacer lo que yo diga. 
• Eres muy torpe y siempre te equivocas. 

¿Cómo se transforma el triángulo dramático de Karpman en un triángulo sano?

La existencia de estos roles en la empresa suele generar conflictos entre las personas, un mal ambiente en la compañía y la reducción de la productividad. Además, las relaciones interpersonales pasan a convertirse en tóxicas porque existe una manipulación de unos sobre otros. 

Transformar el triángulo dramático en uno sano requiere, primero, identificar los roles que hemos visto en el apartado anterior y, a continuación, cambiar la actitud de cada persona de la siguiente manera: 

De salvador a empático

El salvador deberá aplicar la empatía hacia el resto de las personas y, aunque siga ayudando, les puede enseñar a resolver los problemas sin hacerlo él mismo. 

Por otro lado, para no sentirse menospreciado, en alguna ocasión, deberá poner sus necesidades por delante de las de los demás para no basar su autoestima en ese trabajo que realiza para otras personas, sino en sí mismo. 

De víctima a responsable

La víctima tiene que asumir la responsabilidad y, cuando necesite ayuda, pedirla. Sin embargo, esto implica hacer el trabajo y no delegarlo de manera total. Es decir, debe de ser proactiva y fomentar su autonomía. 

También, es importante que aprenda a conocerse y que se responsabilice de sus problemas. Debe reconocer su vulnerabilidad y ser valiente para asumir que algo no sabe hacer, pero que puede aprender, sin necesidad de que otra persona lo haga. 

De perseguidor a asertivo

Finalmente, el perseguidor deberá aprender a ponerse en el lugar de los demás y tendrá que desarrollar su asertividad, hablando con respeto y entendiendo las necesidades de las otras personas, sin hacer daño o humillar. 

Al aplicar estos cambios en los roles del triángulo dramático de Karpman, en los vértices del triángulo sano estarán el rol empático, el asertivo y el responsable. Al final, la importancia radica en saber identificar y comprender los roles que desarrollamos en diversas situaciones. De este modo, es posible cambiar lo que sea necesario, con el fin de tener relaciones interpersonales sanas y generar un mejor ambiente en el trabajo y fuera de él. 

En este proceso, el aprendizaje continuo es clave, no solo para desarrollar las habilidades necesarias que nos permitan cambiar, sino para conocerse a uno mismo mejor y descubrir cuáles son nuestros roles. 

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