“El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos”. Esta es la contundente frase sobre el trabajo en equipo que pronunció Michael Jordan, quien conocía a la perfección la importancia de disponer de un equipo unido para cumplir los objetivos marcados. Por ello, no es de extrañar que tener un buen ambiente laboral es lo más relevante para el 40% de los trabajadores, según el estudio Índice de Medición de Empleados y Empleadas (IMEA), de Alares.
Sin embargo, crear equipos comprometidos en los que no surjan problemas es complicado teniendo en cuenta que pasamos un promedio de 38,5 horas semanales en el trabajo, tal y como señala el Instituto Nacional de Estadística (INE). Dado que en muchas ocasiones es inevitable que surjan desavenencias, la resolución de conflictos laborales es algo que hay que tratar con prevención y proactividad si se quiere crear un buen clima laboral para así aumentar la productividad y el rendimiento general.
Un conflicto laboral es cualquier tipo de problema que surge dentro de un entorno profesional y está estrictamente relacionado con directrices laborales. Por esta razón, es importante no confundir un conflicto real con lo que puede ser una reacción personal o temperamental.
Considerando que suelen surgir problemas laborales en todos los entornos de trabajo, disponer de habilidades que capaciten al trabajador para la resolución de conflictos laborales está muy bien valorado por las empresas. De esta forma, los empleados podrán trabajar en equipo de una forma más eficiente, ya que serán capaces de encontrar soluciones rápidas a los problemas que se vayan presentando. De hecho, existen diversos motivos por los que pueden surgir los conflictos laborales:
Aunque no existe ninguna fórmula que evite todos los conflictos laborales, es cierto que existen algunas medidas para prevenirlos. Entre las medidas más destacadas se encuentran:
Muchos conflictos laborales se pueden prever si se aplican las medidas correctas. Sin embargo, también pueden surgir otros de forma inesperada, por lo que es muy complicado actuar con tiempo. De este modo, solo queda la opción de solucionar el problema lo antes posible. Para ello, es esencial tener en cuenta los siguientes pasos:
Los ejemplos de conflictos laborales abundan en casi todas las empresas. Aprender a identificarlos y resolverlos resulta crucial para garantizar el buen funcionamiento de las organizaciones.
A continuación, te proporcionamos algunos ejemplos de conflictos laborales habituales y sus posibles soluciones.
Problema: la falta de comunicación interna provoca malentendidos y un flujo de trabajo ineficiente, aumentando la confusión, la ausencia de trabajo en equipo, inestabilidad y dificultades para cumplir objetivos.
Solución: fomentar una comunicación abierta, invitando a compartir opiniones de forma respetuosa. Para ello, se puede implementar canales de comunicación efectivos, programar reuniones regularmente o instaurar un sistema de retroalimentación anónimo.
Problema: algunas personas pueden sentirse acosadas o discriminadas dentro de un equipo de trabajo, ya sea por motivos puramente laborales o por motivos étnicos, de género, religiosos, etc.
Solución: establecer políticas claras contra la discriminación y el acoso, así como abrir un medio de denuncia seguro y confidencial, tomar medidas disciplinarias o proporcionar formación en este ámbito.
Problema: las tareas se distribuyen de forma desigual entre los miembros de un equipo. Los que cargan con mayor peso se sienten sobrecargados a la par que enfadados, ya que sus compañeros no asumen las mismas responsabilidades que ellos.
Solución: el líder del equipo debe revisar las cargas de trabajo regularmente y redistribuir las tareas en caso de que sea necesario, teniendo en cuenta la experiencia, las habilidades, su productividad o el tiempo disponible. También, se puede abrir un canal de escucha activa para recibir feedback por parte de los empleados.
La resolución de conflictos laborales se ha convertido en un tema capital para las empresas que ven como las estadísticas indican que un mejor clima laboral aumenta la felicidad y la productividad de sus empleados. La prevención, la mediación, pero sobre todo, la formación, son sin duda las armas más poderosas para tratar de evitar los problemas en entornos de trabajo.
La inteligencia emocional, el liderazgo, la empatía, la comunicación, la toma de decisiones o la negociación son algunas de las soft skills o habilidades blandas necesarias para la resolución de conflictos laborales, sobre todo cuando se gestionan equipos de trabajo.
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